THE EXPANSE

 

Lo primero que se puede decir de esta magnífica obra futurista es que no es apta para socialistas. Revela con trazo profundo que el mundo... aquí, el espacio próximo, pertenece a los valientes y a las personas con iniciativa e imaginación. Gente que busca una vida mejor para los suyos y que no cede a la comodidad perruna de la falacia. Exceptuando la parte que corresponde a las peripecias del terrorista carnicero de Marco Inaros, que representa aquí al típico ídolo de masas completamente amoral y sin escrúpulos (me recuerda a alguien), que practica un terrorismo genocida sólo por el gusto personal del poder con el cuento del victimismo y una supuesta opresión por parte de terrícolas y marcianos, tan caro a la grey socialista, la serie nos recuerda en todo momento que una sola persona, la acción o la inacción, la bondad o la maldad, la humildad o la soberbia...; una sola persona marca la diferencia. Incluso en los vastos océanos del Sistema Solar, más allá de los asteroides, más allá, incluso, del propio Sistema Solar.

La música, los escenarios, la magistral interpretación de los actores, la historia... Muy lejos de la  idiosincrasia woke que domina sin remedio las series españolas (cabría decir socialistas, por subvencionadas y dirigidas desde la política) donde el ensalzamiento de lo cutre, lo amoral y antiestético se enseñorea de cualquiera de los aspectos del filme; ello dejando aparte la mediocre, siendo generosos, actuación de los actores. Ya pueden los gobiernos socialistas regar con millones de euros que estarían mejor en el bolsillo del contribuyente semejantes engendros a los que llaman cultura europea, no abandonarán jamás la estética cutre, tan cara al patético sello Almodóvar. 

The Expanse es otra cosa. Es un futuro plausible y no tan lejano que explica, al final de todo, la naturaleza humana: responde siempre con los mismos impulsos a las relaciones causa/ efecto bien este fórmula universal se de en La Tierra, Marte como en el espacio profundo sin estrellas. Da lo mismo ayer que hoy y mañana: seguiremos hechos de la misma sustancia. La sangre y el espíritu, la ambición y la compasión, la piedad y la violencia... Los prehistoriadores (donde englobo a arqueólogos y antropólogos) explican meridianamente con el siguiente aforismo: 100.000 generaciones no se equivocan.